lunes, 21 de diciembre de 2009

No hay peor sordo que el que no quiere oír, no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor debate que el que no admite discusión de los argumentos




Resulta inútil obstinarse en persuadir a quien, con tozudez (algo muy hispano) y en ocasiones con manifiesta malicia, rehusa aceptar verdades como templos. Es cuestión de cultura y de conciencia, de estética y de ética, de educación y de vida.
Pues bueno con su pan se lo coman, espero que no se estrellen mucho, por el bien de los que no tienen culpa de las probaturas.
Ya lo dijo un sabio: "Los experimentos con gaseosa.."

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