EL CAMINO FANGOSO
Dos monjes cruzaban un camino fangoso cuando se encontraron con una joven que estaba dudando en cruzar el camino por miedo a ensuciarse el vestido. Uno de los monjes la cogió y la llevó a cuestas a través del camino fangoso. El otro monje permaneció en silencio. Más tarde, esa noche, mientras cenaban juntos, el monje que se había callado no pudo contener por más tiempo sus sentimientos. Reprendió a su amigo diciendo: "Ya sabes que los monjes no pueden llevar a cuestas a muchachas hermosas". El otro monje permaneció en silencio por un momento y luego, mirando a su amigo, replicó: "La dejé al margen del camino. ¿Por qué tú la llevas aún?". El monje que la ayudó a cruzar el camino y luego la dejó, no hizo del incidente más que lo que fue. Durante el resto del camino, gozó del paisaje y de la luz del día. El segundo monje puede vivir siempre atontado por doctrinas, teorías, papeles y comparándose con los demás.
Historia Zen
Moño fusión.
Dos monjes cruzaban un camino fangoso cuando se encontraron con una joven que estaba dudando en cruzar el camino por miedo a ensuciarse el vestido. Uno de los monjes la cogió y la llevó a cuestas a través del camino fangoso. El otro monje permaneció en silencio. Más tarde, esa noche, mientras cenaban juntos, el monje que se había callado no pudo contener por más tiempo sus sentimientos. Reprendió a su amigo diciendo: "Ya sabes que los monjes no pueden llevar a cuestas a muchachas hermosas". El otro monje permaneció en silencio por un momento y luego, mirando a su amigo, replicó: "La dejé al margen del camino. ¿Por qué tú la llevas aún?". El monje que la ayudó a cruzar el camino y luego la dejó, no hizo del incidente más que lo que fue. Durante el resto del camino, gozó del paisaje y de la luz del día. El segundo monje puede vivir siempre atontado por doctrinas, teorías, papeles y comparándose con los demás.
Historia Zen
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