Tenemos una estúpida tendencia a no valorar lo que se nos da gratis. Rápidamente damos por amortizados ciertos comportamientos y actitudes positivas. Cuando alguien está por encima de la media en cuanto a entrega, sacrificio o calidad de su trabajo, en lugar de premiarle, se espera a que flojee para penalizarle.
Podríamos decir que cuanto más te entregas o más das de ti, menos se valora tu trabajo y a ti mismo. Es fantástico eso de que una madre es alguien que lo da todo sin esperar nada a cambio, pero un moño no es una madre, aunque a veces lo parezca.
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