"Un doctor occidental muy culto y estudioso llegó un día a un maestro asiático para preguntarle por la sabiduría y la iluminación espiritual. El maestro le preguntó si quería una taza de té a lo que el occidental respondió que sí. A continuación, el maestro comenzó a servirle la taza de té, pero al llegar al borde no se detuvo sino que continuó vertiendo líquido hasta derramar una parte en el suelo. El doctor, asombrado y exaltado por el comportamiento del maestro, al no entender que sucedía, comenzó a gritarle para que no vertiese más té:
-¿pero, qué está haciendo? ¿no ve que está derramándolo todo fuera?, repuso el hombre.- Usted es como ésta taza, llena de té; cree que sabe mucho, está lleno de teorías, dogmas, opiniones y prejuicios. Quiere aprender mucho de mi, y yo le agradezco que haya hecho un viaje tan largo, pero si no se vacía primero, yo no puedo enseñarle nada."
fdo. El moño zen
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