viernes, 17 de abril de 2009

LAS TIJERAS



Como todo invento, el de las tijeras también fue un proceso; es decir, no crean que un buen día se levantó el clásico iluminado que existe en todos los siglos y, de pronto, se le ocurrió afilar dos hierros, unirlos con un remache y decir: “hala, ya tengo las tijeras hechas”. No. El invento requirió un período de maduración y desarrollo.
A la gente de ahora siempre nos ha gustado cortar cosas, ¿verdad?. Bueno pues a la de antes también. La diferencia está en que nosotros lo hacemos con soltura porque tenemos tijeras y a ellos les costaba un mundo. Durante los primeros siglos a.de t. (antes de tijeras), los cortes nunca fueron finos. Con la dentadura como herramienta base, el personal aquel pasaba las de Caín para hacerse los patrones de los taparrabos. Claro, así vestían de mal.

Han pasado los siglos y ahora lo más urgente es encontrar la causa por la cual las tijeras nunca están en su sitio. Dentro de las casas, ¿quién las traslada, si todo el mundo niega haberlas cogido? ¿Se desplazan solas de cajón a cajón huyendo de quien las busca para cortarse el uñero?. Si es así: ¿predomina en ellas el componente rebelde sobre el de servicio?. ¿Les avergüenza su pasado censor y por eso se ocultan?. Las respuestas a estas y otras preguntas me llevarían a hablarles sobre el misterio de las tijeras, pero creo que ya he dicho bastante por hoy sobre ellas. Que se esperen (las tijeras, digo).


FDO. EL MOÑO NO CORTA UÑAS... CORTA EL PELO POR LO SANO

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